☀️ Quizás te pase como a mí que al finalizar el verano y llegar el otoño sentís como una especie de nostalgia o sensación de pérdida. 🤷♀️
¿Será que nos aferramos demasiado a las cosas? ¿cómo aprender a encontrar la belleza en la impermanencia?
De las cuatro estaciones, el otoño es la más paradójica. Situada entre un equinoccio y un solsticio.Una estación considerada templada, pero a su vez llena de repentinas tormentas y ecos del calor del verano.Sentimos nostalgia al ver caer las hojas y los frutos maduros pero también, podemos apreciarla como la estación de la abundancia de la tierra, la época de cosechas.El otoño tiene ese no sé qué, con sus colores amarillos, rojos y matices de marrón, una belleza especial.
Puede ser una invitación a la quietud atenta y a la presencia absoluta, que nos recuerda que debemos apreciar la belleza de la vida no a pesar de su carácter perecedero, sino precisamente por eso; porque la impermanencia de las cosas -de las estaciones, de las vidas y de los amores- es lo que las hace tan únicas y maravillosas.
¿Alguna vez te pusiste a pensar qué es el otoño para vos? Para mí es una época de reflexión y de mirar hacia adentro.
Te comparto algunos rituales de otoño:
- Caminar despacio. Prestando atención a los colores. Podés pararte en el parque durante 5 minutos, mirando con atención a tu alrededor.
- Saborear el té lentamente. Cuando el clima se vaya poniendo más frío, regalate algunos tecitos nuevos, de diferentes sabores, y cuando tomes el té, observá cómo se siente la taza calentita en tu mano, sin hacer nada más al mismo tiempo. Sólo vos y el té.
- Empezar cada día con tu intención diaria de otoño: Hoy suelto… y doy la bienvenida a…”
Estos son algunos ejemplos para que puedas crear los tuyos.
Suelto el apuro y doy la bienvenida a la desaceleración
Suelto la zona de confort y doy la bienvenida al crecimiento
Suelto los miedos y doy la bienvenida a nuevos desafíos.
El cambio de estación es una forma de dejar ir lo viejo y una invitación a que se despliegue algo nuevo.
Cada día, podés establecer la intención de dejar ir algo pequeño e invitar a algo nuevo a tu vida.